Se trata de un auricular desde donde se registra la actividad eléctrica del cerebro a través de unos sensores, en el canal auditivo, se procesa la información y se envía una señal de aviso, tanto visual como acústica, al teléfono móvil del usuario. Gracias a algoritmos personalizados de IA (inteligencia artificial) es capaz de valorar el nivel de riesgo de una crisis epiléptica.
Para que el resultado del producto sanitario sea el esperado, personalizamos el algoritmo para cada persona. La manera de hacerlo es que cuando se usa el producto sanitario por primera vez, el usuario tiene que informar de manera manual cuando ha tenido una crisis. Cuando se han informado varias crisis, el algoritmo se actualiza y es a partir de ese momento que lanza los avisos.