Comenzamos un nuevo año. El tiempo pasa rápido cuando tienes dos maravillosas nietas que no dejan de crecer y de hacer travesuras. Para los abuelos y abuelas son como el elixir de la eterna juventud, pues experimentas con ellas cosas que con tus propios hijos no fuiste capaz de sentir, por juventud, falta de tiempo… y experimentar cosas nuevas a nuestra edad es un chute de vida. No es que queramos a las nietas más que a nuestros hijos. Es que es otra cosa. Los hijos los tienes mientras estás peleando con la vida, por abrirte paso, por darles lo mejor, porque no les falte de nada, lo que hace que no disfrutes con ellos lo que hoy, sin preocupaciones de ese tipo, gracias a Dios o al esfuerzo o a lo que cada uno quiera, sí puedes hacer con las nietas.
Durante estas navidades hemos podido disfrutar de nuestras nietas tanto en Nochebuena y Navidad como en Nochevieja y Año Nuevo. En casa, alguien, no sabemos quién, dejó los regalos el día 30 de diciembre, día del cumpleaños del abuelo. Alguien entró por la ventana y dejó regalos para todos. Un montón.
Este año brindé con cava en todas las celebraciones. Creo que en cada ocasión no me llegué a terminar la primera copa, pero la ilusión que me hace que me sirvan el cava y brindar con él y notar su sabor en mi boca… Y es que a mí me gusta el vino, el cava, algún combinado como el ron-cola… aunque a los combinados no he pasado porque me parece algo demasiado fuerte. Pero sí que sigo lo que me dijo el médico de tomarme un vasito de vino en la comida y algún que otro brindis con cava.
Para los abuelos y abuelas son como el elixir de la eterna juventud
La vida es como viene. A mi me ha tocado así y me siento una privilegiada. Acabo de participar en un encuentro por zoom y una de las personas que ha “hablado” ha sido un enfermo de ELA que lo hacía a través de algún dispositivo que usaba con los ojos. Y quería trabajar y colaborar en algún grupo de trabajo por los enfermos de ELA. No se puede mover. Es de una valentía y un coraje extraordinarios. No me puedo quejar por mi epilepsia, mi hemocromatosis o mi incipiente artrosis. Vivo y disfruto con lo que tengo y lo que hago, ¿qué más puedo pedir? Por otra parte, en el amor he sido una afortunada, primero con mi marido, al que yo llamo mi santo, después con mis hijos que son los dos extraordinarios, incluso mis nueras son unas magníficas personas porque hacen felices a mis hijos y mis nietas…. ¡Qué voy a decir de ellas! Pues que son la alegría de la huerta y que las quiero muchísimo.
Que vivamos este nuevo año en paz, con mucho amor y mucha salud.