Ya llegó el verano y muchos de nosotros estaremos organizando nuestras vacaciones o ya estaremos disfrutando de ellas. Para todos aquellos que tenemos epilepsia el verano es una época del año igual que para los demás que vienen con nosotros y no tienen la enfermedad. Es una época para disfrutar. Sí. DISFRUTAR con mayúsculas. Podemos bañarnos en el mar, en el río o la piscina siempre acompañados, claro, pero no es algo malo ni que nos vaya a quitar disfrute. Podemos hacer senderismo, podemos incluso hacer buceo, con un monitor, o simplemente descansar.
Tenemos que ver el vaso siempre medio lleno, porque la realidad seguirá siendo la que es, pero nuestra actitud ante ella será mucho más positiva y nos dejará disfrutar y no sentirnos menos afortunados.
“Es una época para disfrutar. Sí.
DISFRUTAR con mayúsculas”
Quizás sea del porcentaje de personas con epilepsia más afortunado, pero estoy segura de que también soy de las más optimistas. Jamás me he sentido una enferma. Jamás he dejado de hacer algo por la enfermedad. Cuando se podía dar un peligro lo que hacía era dar a conocer mi enfermedad y decirles qué hacer en caso de crisis. Por ejemplo, practiqué equitación durante unos años. Tuve los percances normales: caídas y moretones y nada más. Y lo disfruté. No tuve crisis, pero el personal estaba avisado.
Hace un par de días fue mi cumpleaños. Cumplí 61 años. Ya se puede decir que tengo experiencia. Llevo ya 44 años con la epilepsia diagnosticada. Toda una vida. Nunca me hizo infeliz. Quizás con costumbres distintas, pero no infeliz. En las fiestas, yo no bebía, y ¡claro! me convertí en el chófer ideal. He conducido siempre desde que cumplí con lo especificado por la ley. Me quedaba un poco fuera de onda cuando el resto iba “cargándose”, pero bueno, eso se puede soportar. Mi marido siempre dice que se casó conmigo porque así él conduce al ir a las fiestas y yo al volver…
Por eso repito que a disfrutar. Yo me tomaré unas vacaciones en el mes de agosto. Así que me despido hasta septiembre. ¡Pasadlo bien!
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Me encanta tu actitud, Irene. Así es como uno/a debe afrontar las adversidades, si se puede decir así. No cabe duda de que la vida es bella y el tiempo es limitado para estar lamentándose y perderse en un mar de negatividad y/o pesimismo. Efectivamente, se abre un abanico de nuevas oportunidades y para nada esta patología debe ser una barrera para desarrollar las actividades que nos gustan (con las debidas precauciones, por supuesto).
Hola Antonio, muchas gracias por tu comentario, un saludo y feliz verano.