Un artículo de nuestra colaboradora Irene Tarragó
Ya estamos a las puertas de la Navidad. Pasa la vida a una velocidad de vértigo. Y las cosas pueden cambiar mucho de un año para otro.
El año pasado, organizamos la cena de Nochebuena y la comida de Navidad, en casa de mi cuñada, como siempre desde hace años, porque es la única que tiene aforo suficiente para todos. Y nadie presagiaba que sería el último año.
Por avatares de la vida, mi cuñada ha vendido su piso y se ha ido a uno más pequeño, por lo que ya no tenemos sede navideña. No obstante, este año vamos a intentar juntarnos, en Nochebuena, en la casa de una sobrina que se ha prestado a hacerlo allí, y, en Navidad, comeremos en un restaurante.
Y lo cierto que la cosa es reunirse, compartir y vivir. Vivir la vida como si fuera el último día, el último beso, el último abrazo.
Hoy mismo me he enterado de que una amiga bastante más joven que yo, llena de vida, tiene un cáncer raro que tiene difícil cura. Con 5 niños pequeños. Hay que exprimir la vida en cada momento, porque nunca se sabe. No hay que arrepentirse de lo que se hizo sino de lo que no se intentó. Estar alegres, contagiar buen humor y alegría, amar y ser amado. Esa es la esencia de la vida. Lo demás es pura fantasía. Los bienes materiales ayudan a tener una buena vida, pero no son lo esencial. No, ni mucho menos.
Y lo cierto que la cosa es reunirse, compartir y vivir. Vivir la vida como si fuera el último día, el último beso, el último abrazo.
Las personas con enfermedades crónicas creo que deberíamos tomar desde que nos diagnostican esa actitud de optimismo ante la vida y la situación que nos ha tocado. No somos responsables de ello, pero sí de la actitud con la que nos enfrentamos a ella. Y os puedo asegurar que es lo más inteligente. Porque andar todo el día triste y enfadado porque no hay derecho a lo que te pasa, no conduce a nada, solamente a ser cada vez más desgraciado. Echarle narices y salir a la vida a comértela, eso sí tiene mérito y te hará mucho más feliz, aunque cueste. Que no estoy diciendo que sea fácil. Pero es lo que hay que hacer.
Así que deseando que todos y cada uno de vosotros paséis unas felices fiestas de Navidad, con ese espíritu de disfrutar el momento y vivir la vida como venga, me despido de vosotros hasta el año que viene, no sin antes desearos un feliz 2024.