Escrito por MJN
Preocuparse, como la mayoría de los padres pueden afirmar, es parte de ser padre. Todos ellos quieren mantener a sus hijos seguros, sin importar si tienen o no epilepsia. Sin embargo, cuando se tiene un hijo con epilepsia, la preocupación adquiere un nuevo significado, ya que el daño potencial parece acechar a cada paso.
En verano, este miedo se ve acrecentado por un factor: el agua. En esta época del año surgen actividades relacionadas con el agua, como la playa, la piscina o los campamentos de verano. A todos los niños les gusta jugar en ella, sin embargo, nadar y otras actividades acuáticas tienen un riesgo inherente para algunos niños con epilepsia.
Al igual que otros consejos de seguridad, las precauciones con el agua pueden variar dependiendo del tipo y frecuencia de las crisis. Sin embargo, todos los niños, independientemente de la frecuencia o gravedad de las mismas, deben hablar primero con su neurólogo sobre la seguridad en el agua. A algunos se les puede aconsejar que no naden en absoluto, mientras que a otros se les puede permitir nadar con las precauciones y supervisión apropiadas.
Para ayudar a promover la seguridad en el agua, la Epilepsy Fundation recomienda seguir estos pasos:
- Los niños con crisis frecuentes o convulsiones que alteran el estado de conciencia pueden necesitar supervisión individual y es posible que no se les permita nadar en agua que esté por encima de su cabeza.
- Se recomienda el uso de un chaleco salvavidas o un flotador para los niños dentro o cerca de masas de agua abiertas o durante las actividades acuáticas.
- Recuerda que los juguetes inflables no son dispositivos de seguridad.
- Anima a tu hijo/a a tomar clases de natación.
Recordarte que cada año la Fundación Mar de Somnis organiza colonias pensadas para niños, niñas y jóvenes con epilepsia para disfrutar del verano de una forma segura.