“Tengo que estar muy agradecida a la vida, porque he sido muy afortunada con mi marido y con mis hijos, a mi hijo pequeño le diagnosticaron epilepsia”
Hoy, 9 de diciembre, es nuestro 42 aniversario de boda. Se dice pronto. Y no parece que sean tantos. De verdad. Tras haber vivido muchas cosas juntos, unas buenas y otras no tanto, estos años han pasado tan rápidamente, que me da vértigo pensar que ya somos abuelos.
La libertad de los primeros años sin niños. La llegada del primer hijo, con la novedad, los miedos, la ignorancia de no saber qué hacer… la llegada del segundo, con quien ya nos considerábamos expertos… Traslados a otros países… Tantas cosas.
Todo empezó en 1973, cuando nos conocimos. Yo, entonces, tenía 15 años y aún iba al colegio y llevaba uniforme. Él ya estaba en la universidad. A mis 17, me diagnosticaron la epilepsia y él siguió allí conmigo. Nunca me ha tratado con condescendencia, siempre me ha alentado a hacer lo que quería hacer y, eso sí, cuando he tenido una crisis, se ha desvivido por mí.
Tengo que estar muy agradecida a la vida, porque he sido muy afortunada con mi marido y con mis hijos. Cuando a mi hijo pequeño le diagnosticaron epilepsia, creo que me ayudó muchísimo, no sólo el tener yo también la enfermedad, sino, también, la manera que tuvo mi marido de tratarme para así yo tratar a mi hijo de igual manera. Sin sobreproteger y explicándole bien lo que podía y no podía hacer.
Que esta carta sirva de homenaje a mi marido que durante todo este tiempo ha sido mi amigo, mi apoyo, mi amante, mi compañero.
Querría aprovechar para desearos unas felices fiestas de Navidad, aunque este año van a ser distintas, pero procuremos disfrutar de lo que nos dejen. Y desearos que el próximo 2021 nos trate a todos mejor que este 2020. Mucha salud y cuidado en las fiestas.