Hay muchos que están convencidos de que la vida es algo que pueden controlar, y hay un porcentaje de vida controlable, pero otro, no. Lo que sí podemos controlar es nuestro ánimo, nuestra disposición ante cualquier sorpresa que nos dé la vida.
A mí, como a muchos de los que leéis esto, me sorprendió la vida con una epilepsia y pude optar entre sentirme una desgraciada, verme como un bicho raro, pensar que no podría hacer nada, encerrarme en mi casa… O ir adaptándome y conociéndola y ver cómo nos podíamos llevar bien. Y opté por aceptarla.
Lo que sí podemos controlar es nuestro ánimo
Opté por aceptar la epilepsia, conociéndola y viendo cómo nos podíamos llevar bien
Cierto que estoy entre el privilegiado 80% que controla sus crisis con medicación y puede llevar una vida normal. Por eso me siento comprometida y siento como una obligación dar la cara, luchar por las personas con esta enfermedad, por el estigma que aún arrastramos, porque se investigue para hallar una solución a esas epilepsias no operables y resistentes a fármacos. Los organismos públicos nos tienen olvidados.
Por eso hoy quería comunicaros que he prometido mi cargo como Vocal Vecina en el Ayuntamiento de Madrid, en el Distrito de Hortaleza. No os diré el Partido, por no politizar el asunto. Pero sí prometo que, desde ese pequeño escalón que acabo de subir, seguiré dando la cara por esta enfermedad. Da igual quien consiga las cosas. El caso es conseguirlas. Y, en estos nuevos tiempos en que todo habrá de hacerse por pactos, tiene menos relevancia aún. Hay que dejar la idea antigua de la política y aprender a jugar en equipo.
Y, además, aprovecho para desearos una Feliz Navidad y un 2020 extraordinario.