La epilepsia, es una enfermedad neurológica crónica, que no sólo afecta a la persona que la padece, también su entorno más cercano se ve afectado en su rutina diaria por la enfermedad.
Las personas con epilepsia, pueden llevar una vida completamente normal, pero en el momento aparecen las crisis, o estas son incontrolables, como ocurre en la epilepsia refractaria, la dinámica personal y familiar se ve afectada en mayor o menor medida, según los casos.
Los familiares de las personas con epilepsia refractaria, cuando sus cuidadores principales son los padres, mayoritariamente las madres, aparecen signos de cansancio y sobrecarga por el hecho de cuidar a su familiar, incluso, aunque en menor medida, podemos observar una limitación en su vida social. Esto se ve sobretodo en aquellas personas con epilepsia, las cuales también tienen otros problemas asociados del desarrollo o psiquiátricos, la cual se ve hasta en un 30% de las personas con epilepsia, dificultando así la situación y el manejo de estas personas, aumentando su grado de limitación y dependencia.
En cambio, cuando el cuidador principal es la pareja, estas personas no se ven tan limitadas ni tan dependientes, con lo cual, incluso aunque la epilepsia sea más severa, al no tener otros problemas, o ser estos más leves la pareja no se ven limitaciones ni sobrecarga en su vida diaria.
Cuando tratamos con personas con epilepsia, no debemos descuidar su entorno, el cual se puede ver afectado y dificultar todo el proceso de enfermedad. Es tan importante atender y cuidar al paciente como a su cuidador principal y ofrecerle ayudas y momentos de esparcimiento para poder sobrellevar mejor la tarea del cuidado de la persona con una enfermedad crónica, sobre todo si hay otros factores que dificultan más la situación como puede ser la dependencia por otros trastornos asociados, tan frecuente en las personas con la epilepsia.