La atención a las personas con epilepsia implica proporcionarles atención sanitaria y servicios sociales para disminuir la morbilidad, la mortalidad prematura y los efectos psicosociales negativos a los que se asocia. Proporcionar atención de calidad a la epilepsia es un reto debido a su complejidad, su cronicidad y su considerable comorbilidad.
Las necesidades asistenciales de las personas con epilepsia son polifacéticas y deberían recibir gran atención por parte de las instancias normativas de todos los países, ya que existen lagunas considerables en las políticas y en la atención disponible para ellas en todo el mundo. El acceso a la atención sanitaria de las personas con epilepsia varía considerablemente de un país a otro y dentro de un mismo país, y existen necesidades insatisfechas en todos los países, pero especialmente en los PIBM.
Las necesidades de atención sanitaria de las personas con epilepsia y sus familias pueden considerarse como un modelo asistencial escalonado: desde el diagnóstico inicial hasta los tratamientos no farmacológicos (por ejemplo, la cirugía) para la epilepsia farmacorresistente. El tratamiento de las afecciones comórbidas debe ser un componente esencial en todos los niveles de atención. Los equipos interprofesionales (por ejemplo, médicos, enfermeros, farmacéuticos, terapeutas y trabajadores sociales) para prestar una atención centrada en la persona también son importantes en el modelo escalonado. Se debe hacer hincapié en la atención basada en la comunidad para aumentar el acceso de todas las personas que necesitan servicios relacionados con la epilepsia. Los servicios sociales y educativos deben proporcionar apoyo individualizado en todos los niveles de atención y deben continuar, según sea necesario, incluso cuando la persona ya no tenga crisis.
Las instancias normativas deben velar por que haya suficientes datos sobre la población y el sistema de atención sanitaria para determinar la necesidad de atención a la epilepsia, evaluar la atención prestada, determinar la formación adecuada de los profesionales, proporcionar directrices para una atención sanitaria de calidad y asignar los recursos necesarios para garantizar que las personas que viven con epilepsia tengan acceso a unos servicios sanitarios y sociales adecuados.
Hay ejemplos de países en los que se presta una atención integral a la epilepsia. El Programa de la OMS para reducir el déficit terapéutico de la epilepsia ha demostrado que la atención a esta enfermedad puede integrarse de manera rentable en el sistema de atención primaria de salud en entornos con escasos recursos. A través de proyectos piloto en Ghana, Mozambique, Myanmar y Viet Nam, el programa ha permitido que 6,5 millones de personas tengan acceso a centros sanitarios en los que se ofrece atención a la epilepsia.
Descubre más sobre el informe “Epilepsia: un imperativo de salud pública” publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS)