C uando tenía 8 años, un día empecé a tener crisis epilépticas que relacionamos con una taquicardia que tuve. Mi madre me llevó al neurólogo, pero según él, lo que yo quería era llamar la atención. No me dieron tratamiento y cada vez fue a peor. Tenía crisis muy violentas y en la escuela se burlaban mucho de mi. Cuando me hice mayor empecé a buscar tratamiento por mi cuenta, pedí consulta a un neurólogo pero no me dieron soluciones. El año 2015, estaba con mi actual pareja y mi hija en un restaurante, estaba hablando y de golpe me dió una crisis muy fuerte; empecé a llorar, me dolía mucho la boca, me mordí la lengua, fue horrible.
Deseo que llegue el día
que pueda salir de casa
sin miedo
Mi pareja vió la gravedad de la situación y me ayudó a empezar un tratamiento con un neurólogo. Me hicieron una resonancia y me recetaron unas pastillas que tienen las crisis un poco a raya, pero todavía sufro y después tengo unos dolores de cabeza son horribles. Me ha pasado de todo con las crisis: me he cortado en la cocina, me he quedado encerrada en casa por miedo a salir, me he quemado sin querer, me he caído al suelo… lloro mucho y a veces pienso que quiero morir, pero tengo una hija y a mi pareja; lucho por ellos y deseo que llegue el día que pueda salir de casa sin miedo.