Los últimos coletazos del verano ya se han acabado: los calores agobiantes, el sol implacable, la agradable brisa de las playas… Pero entramos en una estación que a mí me produce sensación de paz, armonía, belleza, vida… Además, como soy más de montaña que de playa, reconozco que los paisajes otoñales de la montaña, del pirineo, concretamente, me seducen.
“Esa mezcla de ocres, marrones y amarillos… Ver un paisaje así desde un mirador en lo alto es todo un espectáculo; si la temperatura es agradable ya es el puro éxtasis”
En mi línea de vida también estoy en el otoño, que lejos de ser una línea inclinada hacia abajo, se mantiene (o la mantengo) muy horizontal. Como en la estación anual, en mí también han cambiado los colores, las costumbres, el modo de hacer cosas, pero la vida sigue estando ahí. Mi cuerpo ha cambiado, tengo arrugas, pero mi esencia, lo de dentro, no.
Porque sigo pensando que desde cualquier ámbito de nuestra vida debemos de procurar ser útiles a la sociedad, empezando por aquellos a los que tenemos más cerca. En casa es esencial que aprendamos que las tareas de casa son tareas de equipo. Nadie tiene la obligación por decreto de hacerse cargo de ellas. El padre, la madre y los hijos, todos han de aportar su grano de arena. Creo que a los niños hay que ir dándoles responsabilidades a medida que van cumpliendo años, pero, por ejemplo, con dos años son ya muy capaces de recoger sus juguetes. Si desde pequeños aprendemos lo natural, lo justo que es ser útil, trabajar en equipo, la igualdad que ha de reinar siempre en todos los aspectos de la vida, habremos contribuido a hacer un mundo mejor.
¿Y qué tiene que ver esto con una persona que tiene epilepsia?
Pues todo y nada. Todo, porque yo incluyo a todo tipo de personas en esta argumentación, porque una persona con epilepsia también puede ser una persona útil y responsable y también hay que hacer que ese niño con epilepsia se responsabilice y colabore. Mi hijo, mientras tuvo epilepsia, era responsable de tomarse la medicación (fue diagnosticado con 11 años y yo estaba pendiente, lo confieso, pero le transmití la necesidad de que tenía que ser él el responsable, igual que lo era yo de lo mío). Y nada, precisamente por lo mismo. Porque da igual quién eres y cómo eres: tienes que ser responsable y útil a los que te rodean en la medida de tus posibilidades.
Un saludo a todos mis paisanos maños en estas próximas NO Fiestas del Pilar y FELICIDADES a todas las Pilares de España. Me acuerdo mucho de mi Zaragoza natal que tanto ha cambiado desde que hace 36 años, me fui de allí para embarcarme en la aventura de mi vida.