Cuando Salva, de MJN, contactó conmigo para que colaborara con ellos en este blog, me dijo que lo hacía porque había visto mis entradas en Facebook acerca de mi relación con la epilepsia, y coincidían plenamente con la visión que a ellos les gustaba, pues querían ver la enfermedad desde el lado positivo, sin incidir en lo que no se puede hacer, sino en ver cuál es la mejor manera de hacer las cosas.
Y eso es lo que suelo hacer, casi siempre. Pero también quiero compartir con vosotros el momento de bajón que estoy atravesando. Porque somos personas normales con altibajos. Veréis: yo tengo un sentido de la responsabilidad demasiado interiorizado, por lo que me cuesta mucho involucrarme en proyectos si no estoy segura de que voy a estar a la altura y voy a dar el 100%. En la actualidad, además de en este proyecto, estoy en la Asociación Nacional de Personas con Epilepsia-ANPE y, en otra colaboración que tenía hasta ahora de carácter voluntario, ahora me he involucrado más, formando parte oficial del proyecto, que me va a exigir más dedicación, más tiempo y tener que expresarme en público.
Aunque residualmente, he dejado de ver la luz, solo falta que dé el paso, que sea capaz de verme capaz
Salva y Ernest de MJN con Irene Tarragó de ANPE Epilepsia (© ANPE)
Y me entran los miedos, la angustia, el no saber si estaré a la altura, eso de saber que seré cara de un proyecto me enorgullece y a la vez me horroriza, porque ¿y si lo hago mal?, ¿Y si no sé estar a la altura y dejo mal a quien represento? Empiezo a pensar y mi pensamiento visualiza escenarios horrorosos donde mis argumentaciones se van al traste, donde me hacen una pregunta y me quedo callada y es la vergüenza de aquellos a quien represento, Todo eso origina en mí un estado de ansiedad que se deposita en el estómago y en mis ojos hay un deseo incontenible de soltar las lágrimas. Y estos días estoy así.
Creo que la epilepsia tiene algo que ver. He notado que con el tiempo mis miedos son cada vez mayores, me cuesta más luchar contra ellos; sufría unos micromareos que han hecho que me suban un poco la medicación, cosa que llevo como un fracaso, pues llevaba más de 20 años con la dosis anterior. Y, como soy consciente de mis limitaciones, siempre las estoy poniendo a prueba y unas veces las fuerzas me acompañan y me veo capaz de todo y acometo los retos con decisión, y otras, como ésta, dudo tanto, hay una lucha interior tan grande en mí, que, a veces, me paralizo.
Pero, a pesar de estas situaciones, a pesar de los miedos, a pesar de la ansiedad, pienso que es importante tener planes y buscar metas. Estoy mal y seguiré teniendo miedos, pero me tocará luchar contra ellos.
Mi mensaje hoy, desde el lado oscuro, es que nunca, aunque residualmente, he dejado de ver la luz, solo falta que dé el paso, que sea capaz de verme capaz. De que vuelva a confiar en mí misma. Y saltar. Y, sobre todo, que no os importe estar unos días mal. Yo lo estoy compartiendo en directo. Hoy no estoy bien. Pero el simple hecho de compartirlo es un chute de adrenalina, de empuje de saber que a alguien que va a leer esto le va a interesar, que quizás se vea identificado, que quizás me envíe su fuerza…