“Fue una bonita experiencia de solidaridad y de trabajo en común.”
Por si no fuera poco convivir con un virus tan letal como el COVID-19, ahora nos visita Filomena, que no es un virus y, además, es bonito, pero que nos vuelve a trastocar la vida tal y como la conocíamos.
Yo, que vivo en Madrid, en este momento no puedo salir de mi barrio: está confinado por el COVID y, también, por la nieve. Es un barrio residencial con calles estrechas y muchos árboles, por lo que, entre que es difícil que venga una máquina a limpiar porque no cabe y el COVID, cualquiera sabe cuando podemos hacer una vida “normal”.
Ayer, con un grupo de vecinos, estuvimos limpiando el portal y haciendo un acceso hasta una vía más importante, con palas, picos, cartones, recogedores. Fue una bonita experiencia de solidaridad y de trabajo en común.
Específicamente, en mi faceta de persona con epilepsia, Filomena me ha cogido un poco desprevenida. Tenía pensado ir al médico a revisión, pero ya no puedo. Tengo la suerte de que llevo con este médico muchísimos años, conoce mi caso al dedillo, nos tenemos mucha confianza y, hoy mismo, le he pedido que me envíe recetas. Pero otras personas no tienen esta suerte.
Mis nietas se lo han pasado fenomenal con la nieve, haciendo ángeles y tirándose. En algunas zonas la nieve les llegaba a la cintura. La verdad es que ha nevado mucho.
“Me enorgullezco de pertenecer al grupo de la gente solidaria; es una sensación extraordinaria la que se siente cuando haces algo por los demás, os lo aconsejo.”
Hay gente que critica que esto nos esté superando. Que hay que tener más medios. Que en Alemania o Suecia se ríen de nosotros. Lo primero, lo raro sería que en Alemania o Suecia tuvieran los medios que tenemos aquí. Allí se pasan tres y cuatro meses con nieve. Y, más absurdo todavía, que aquí tuviéramos los medios que tienen allí, porque no son necesarios, que esto aquí pasa una vez cada 50 años o más.
Lo que me impresiona es que siempre, en cualquier situación general adversa, hay gente solidaria, que se preocupa por los demás, que trata de hacerle la compra a esos vecinos mayores que con la nieve pueden caerse, que salen con palas a limpiar aceras y calzadas, que se preocupan por esparcir sal, que acuden a Centros de Atención Primaria, a Hospitales, a Residencias de Ancianos, etc., a limpiar los accesos. Me enorgullezco de pertenecer al grupo de la gente solidaria; es una sensación extraordinaria la que se siente cuando haces algo por los demás, os lo aconsejo.